lunes, 28 de marzo de 2011

¿Todos pierden?

Se supone que ante un hecho grave como el que sucedió el domingo 27 de marzo de 2010 en Argentina, donde un grupo de ¿trabajadores despedidos? del matutino Clarín impidió la salida a la calle de dicho diario y del diario La Nación emos rasgarnos las vestiduras en función de la defensa irrestricta de la libertad de expresión y de la democracia. Esto es así, y una cosa no quita la otra, porque es verdad que todos pierden.

La libertad de prensa pierde porque de ahora en más se puede avasallar un medio de comunicación desde la enarbolando la postura de "no me gusta lo que escribe".

La libertad de empresa también pierde, porque nadie en su sano juicio va a invertir en un país donde no se garantiza la mínima posibilidad de comercializar el producto que se va a producir.

La cadena comercial pierde, porque ese día distribuidores y minoristas (los canillitas) vieron mermados sus ingresos de manera sustancial en el día que más diarios se venden.
Los lectores perdieron la posibilidad de elegir como informarse.

Pero hay un abanico de ganadores:
Los sindicalistas ganan un espacio más de presencia política.
La militancia pseudo setentista incorpora un nuevo momento histórico como bandera.
La presidente gana una nueva batalla en su lucha por el poder total y absoluto.

En toda pelea política hay ganadores y perdedores. Y esta no deja de serlo.

Hay un claro ganador, y es el sector de la sociedad (no me gusta utilizar la palabra pueblo) que decidió pisotear el derecho de los demas.

De un lado están ellos, y del otro están aquellos que no queremos ser obligados a ver Paka Paka o el canal Telesur. Que queremos elegir que productos comprar en la gondola del supermercado (Que problemas hay en comprar fideos italianos, si los estoy pagando yo?).

No nos podemos desentender. Tampoco desde la industria del libro. Pasó desapercibido, pero cuando fue la discusión por el discurso inaugural de Vargas Llosa, escuché en 67rocho que alguien se preguntaba porque la Camara del Libro era la encargada de administrar el ISBN. Ojo, porque a quienes hoy detentan el poder del estado les encanta controlar todo. En cualquier momento empiezan a administrar el ISBN y no sería extraño si lo otorgan sólo a obras de interés nacional.

Así como para importar la mayoría de las industrias tienen que exportar por valores idénticos, en cualquier momento se viene un planteo similar en la industria del libro. Mala noticia para las editoriales de texto universitario. Tanto para las pseudo capitalistas como Pearson y Cengage, como para las progres Siglo XXI o Fondo de Cultura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario