viernes, 29 de abril de 2011

El candidato

El post anterior ya no tiene mucho sentido. Al final la oposición se va decantando hacia la candidatura de Ricardo Alfonsín. Los diarios opositores ya están haciendo su trabajo, ensalsando la figura del mismo como la del único político, despues de NK, con verdaderas ansias de poder. Según tengo entendido por los corillos de radicalandia, es así. Personalmente lo conocí y me parece que cuadra en esa definición.
Creo que es más ambisioso que el padre, y también más pícaro. Y, que si se mantienen estos precios internacionales de la soja, con poco podría superar el gobierno de RA y ser el primer presidente radical desde Yrigoyen que termina su mandato.
En el próximo post volvemos a hablar de libros.

martes, 26 de abril de 2011

Algunas preguntas políticas

¿Cuándo empezaremos a clisificar al gobierno de CFK dentro de la categoría de Democracia Delegativa? ¿O acaso el actual gobierno no hizo tantos esfuerzos como el del turco como para cuadrar en dicha categoría?.

¿Que votarán los hermanos peruanos a la hora de elegir entre el cáncer y el SIDA?

¿Entenderá la clase política de Argentina que la opción a CFK es participar activamente en las primarias de Agosto con dos fórmulas competitivas que permitan la consagración de una fórmula única y equilibrada? Se imaginan compitiendo en la interna a la fórmula Alfonsín-Michetti y Sanz-Binner (queda lugar para todos: De Narvaez en la provincia, Macri repite en la ciudad, Stolbizer candidata a Senadora en Buenos Aires, Solá acompañando en dicha fórmula). Compromiso de que quien pierde se convierte en Jefe de Gabinete de quien compita finalmente contra CFK. Hay lugar para todos, no nos equivoquemos. Por otra parte, dejemos de inmolarnos con la idea de no repetir "La Unión Democrática", la UD perdió las elecciones del 46, la idea es ahora ganar.

Por último, un aviso para Ricardo Alfonsín: tu papá no tuvo problemas en arreglar con Manrique y Lázara a la vez.

lunes, 18 de abril de 2011

La llamada de la selva

De chico, cuando adolescente, me fascinaron las historias de Salgari. Me sentía Yañez acompañando a Sandokan por la Malasia, Momprasem o la India. Soñaba con una mujer llamada Surama y le ponía el cuerpo y la cara de la chica que me gustara en ese momento. Por esos días también me hice Nac & Pop, y asociaba a Salgari con las lecturas de Jauretche y Scalabrini Ortiz. Raro, porque a la vez me sentía radical. Eran los priemeros años de la transición a la democracia y por entonces, todos, de alguna manera eramos alfonsinistas. En mi colegio no había Franja Morada, entonces nos juntábamos con los chicos de la Fede o, más tarde, de Acción Católica y eramos los independientes de la zona Oeste. De a poco fui reemplazando mis lecturas de Jauretche y Scalabrini Ortiz por la Contradicción Furndamental y me hice militande de la Franja full time. Muchos años después reemplacé a Salgari por Pérez Reverté: La piel del tambor es uno de mis libros favoritos, y junto con La sombra del viento, El maestro de esgrima y El largo Adios (Chandler), de los pocos que me hicieron llorar.
(Ya en el 87 abandoné mi perfil Nac & Pop, hoy no reniego de esa etapa de mi juventud, pero entiendo que es una etapa superada. No comparto el perfil Nac & Pop que a veces pretende asumir el partido en el que sigo militando. Es más, creo que es un camino equivocado, acabo de cruzarme con Ricardo Alfonsín por la calle y estuve a punto de pararlo para decirselo).
Esta entrada viene a cuento de algunos asombros que viví la semana pasada. Doy clases en el CBC de la UBA, y hace algunos días me asombró que muchos de mis alumnos habían leido La naranja Mecánica (ahora que lo pienso, yo también disfrute el libro en mi epoca de estudiante del CBC). Pero a la vez, cuando les nombré a Asimov y su saga de Fundación, no tenían idea de que les estaba hablando (Hacía una analogía entre los caminos que terminaban en Roma y en Trantor). Lo cierto es que estuve todos estos días pensando que consumos culturales tienen hoy los chicos de 18-19 años. No los que militan, sino aquellos (la gran mayoría) que no se involucran en política ni en cuestiones sociales.
En paralelo, llego a mi casa y encuentro a mi hija de 7 años leyendo "La llamada de la selva", me dice que no lo entiende, pero que una compañera de la escuela lo está leyendo y ella no quiere quedarse atrás. Ellá ya es también, como yo, una lectora empedernida y enfermiza. Tal vez pronto se large con los libros de Salgari, tal vez ella entienda porque si tengo otra hija la llamaría Mariana.

miércoles, 13 de abril de 2011

Un Perú

Sería tan amabla la dirigencia de la oposiciçon argentina de leer correctamente los resultados electorales de la hermana República del Perú, antes de que nos cueste un Perú a los habitantes de este país?
Muchas gracias,
Un servidor.

jueves, 7 de abril de 2011

El Dictador

Hace ya 10 años, los entonces entusiastas periodistas de Clarín, María Seoane y Vicente Muleiro (hoy ambos en la conducción de radio Nacional), escribieron una larga e interesante biografía sobre uno de los más nefastos personajes de la historia argentina, Jorge R. Videla. Quien otrora fuese amo y señor de estos lares, dueño de la vida y de la muerte (todos lugares comunes, pero no por ello inválidos).
Por razones particulares estoy repasando libros que retratan los años 80, y este volvió a mis manos.
¿A que viene el post y la referencia? A que me hizo recordar los años de la transición a la democracia en Argentina. Los primeros 80. Cuando hoy se reivindica como un hecho trascendental que el ex presidente Nestor Kirchner tuvo un gesto de autoridad bajando un cuadro de Videla en el Colegio Militar, genera un simbolismo fuerte. Lo cierto es que ese gesto no hubiese existido si el ex Presidente Alfonsín no hubiese firmado los decretos 157 y 158 por los que se ordenaba juzgar a las tres primeras juntas militares y a los líderes terroristas que asolaron los años 70 (claramente subjetivo, adhiero a la teoría de los dos demonios).
Fue en 1984 cuando Alfonsín generó un gesto de autoridad presidencial mucho más importante, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ordenó detener al general Camps, quien desde la soberbia de sentirse impune socababa desde Uruguay los cimientos de la aún frágil democracia argentina.
No me canso de decir que es muy fácil hoy perseguir viejos chotos que se cagan encima (y a los cuales de seguro sus carceleros deben cambiarles sus pañales), cuando por esos años seguías enriquesiendo tu patrimonio en el sur del país. Ojalá los chicos de la Campora hubiesen nacido unos años antes. Aprenderían a valorar la democracia desde otro lugar.

martes, 5 de abril de 2011

Millenium

Empecé con el primer tomo, y, debo reconocerlo, me enganché. Más allá de alguanos problemas fruto de la traducción al español (las traducciones que se hacen en España son muy malas), y de algunos errores obvios, me pareció una trama envolvente.
Le encontré algunos baches, pero los dejé pasar amparado en lo voluminoso del libro.
Me pareció que la trama que desencadena la novela, esto es la chica que desaparece sin dejar rastros y que envía un regalo todos los años, estaba "floja de papeles" (me di cuenta enseguida que estaría viva y era ella misma quien enviaba dichos regalos). Me cayó mal el magnate que inicia la búsqueda (por la descripción me recordaba a cierto pseudo editor que tuve por unos meses de jefe).
Lo cierto es que a medida que pasaban los capítulos empecé a enojarme con la novela. No me cerraban los personajes, no me cerraban los triángulos sexuales, no me cerraba nada.
De todas maneras terminé el libro.
El segundo me pareció más rebuscado todavía. En paralelo comencé a escuchar la historia de Larson. La viuda que no cobra derechos de autor, la escusa de porqué no se había casado (para que los neonazis no descubran su dirección!!!!), etcétera. Me puse más quisquilloso con lo que leía. Tal vez no me gustó que el autor fuese tan crítico con un país donde los estandares sociales y de vida son muy altos y, sobre todo, envidiables para este rincón del mundo. Es más, con ciertas simpatías por la social democracia europea, me cuesta aceptar tan facilmente las críticas que se le hacen a los correspondientes gobiernos suecos, especialmente al de Olof Palme (al que en el segundo libro se presenta como un servil empleado de la OTAN).
Me costó más aún terminar el libro. Lisbeth ya me empezó a caer mal, moralmente mal: No acepto la impunidad que se lo otorga al personaje solo porque sufrió, o la redención que se hace de sus delitos económicos (solo porque le roba a otros delincuentes).
El tercero directamente lo dejé por la mitad, me aburrió muchísimo. No me resultó creible.
Si me preguntan, no me gustó la saga Millenium.

Cortito

Que bueno que es cuando alguien te dice que conoce a determinado autor (y le gusta) porque vos le hablaste del mismo.

lunes, 28 de marzo de 2011

¿Todos pierden?

Se supone que ante un hecho grave como el que sucedió el domingo 27 de marzo de 2010 en Argentina, donde un grupo de ¿trabajadores despedidos? del matutino Clarín impidió la salida a la calle de dicho diario y del diario La Nación emos rasgarnos las vestiduras en función de la defensa irrestricta de la libertad de expresión y de la democracia. Esto es así, y una cosa no quita la otra, porque es verdad que todos pierden.

La libertad de prensa pierde porque de ahora en más se puede avasallar un medio de comunicación desde la enarbolando la postura de "no me gusta lo que escribe".

La libertad de empresa también pierde, porque nadie en su sano juicio va a invertir en un país donde no se garantiza la mínima posibilidad de comercializar el producto que se va a producir.

La cadena comercial pierde, porque ese día distribuidores y minoristas (los canillitas) vieron mermados sus ingresos de manera sustancial en el día que más diarios se venden.
Los lectores perdieron la posibilidad de elegir como informarse.

Pero hay un abanico de ganadores:
Los sindicalistas ganan un espacio más de presencia política.
La militancia pseudo setentista incorpora un nuevo momento histórico como bandera.
La presidente gana una nueva batalla en su lucha por el poder total y absoluto.

En toda pelea política hay ganadores y perdedores. Y esta no deja de serlo.

Hay un claro ganador, y es el sector de la sociedad (no me gusta utilizar la palabra pueblo) que decidió pisotear el derecho de los demas.

De un lado están ellos, y del otro están aquellos que no queremos ser obligados a ver Paka Paka o el canal Telesur. Que queremos elegir que productos comprar en la gondola del supermercado (Que problemas hay en comprar fideos italianos, si los estoy pagando yo?).

No nos podemos desentender. Tampoco desde la industria del libro. Pasó desapercibido, pero cuando fue la discusión por el discurso inaugural de Vargas Llosa, escuché en 67rocho que alguien se preguntaba porque la Camara del Libro era la encargada de administrar el ISBN. Ojo, porque a quienes hoy detentan el poder del estado les encanta controlar todo. En cualquier momento empiezan a administrar el ISBN y no sería extraño si lo otorgan sólo a obras de interés nacional.

Así como para importar la mayoría de las industrias tienen que exportar por valores idénticos, en cualquier momento se viene un planteo similar en la industria del libro. Mala noticia para las editoriales de texto universitario. Tanto para las pseudo capitalistas como Pearson y Cengage, como para las progres Siglo XXI o Fondo de Cultura.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Un taxi a la Feria del Libro

Hoy, mientras almorzaba en Notorius (comentario al margen, debe haber cambiado el cocinero, porque el menú dió un salto de calidad) escuchando la buena música que acompaña el momento, recordé un viaje en taxi a la feria del libro de Buenos Aires hace ya algunos años.
En dicho trayecto, desde la editorial donde entonces trabajaba, me tocó acompañar y dialogar con Fernando Savater (escritor que me gustaba sobre todo por sus libros de los héroes de mi infancia y no por su consagración en la literatura de divulgación como filósofo). Me llamó la atención entonces la fuerte defensa que hacía de su amigo Vargas Llosa. Para mi todavía estaba fresca la catalogación que se hacía del peruano en el altar de la derecha política (tal vez esto que escribo ahora tiene que ver con un giro ideológico afin con la edad que acarrean mis hombros). Por lo que Savater me contaba, había seguido muy de cerca su campaña política, fundamentalmente por el trato cotidiano que tenía con el peruano. Aclaremos que Savater es un escritor fuertemente compormetido con los sectores más progresistas de la política española (con la que me identifico desde las épocas de Felipe González).
Creo recordar muy bien (no creo que Savater se acuerde de mi ni de ese viaje ni de esas presentaciones, ya que mi editorial estaba usufructuando el tiempo que FS tenía en Argentina por otros compromisos laborales) que FS hablaba del sufrimiento personal que a Vargas Llosa le implicó esa campaña (la política como sufrimiento, algo de lo que Weber se olvidó de escribir).
A partir de esa charla recordé con quien había perdido la elección presidencial Vargas Llosa. Básicamente contra un señor que avasalló todas las instituciones democráticas en Perú, que reprimió de manera atroz a la guerrilla narcosenderista, que aplicó las peores políticas del populismo de mercado (si, el populismo también puede ser de mercado, algo que Laclau no suele tener muy en cuenta cuando reivindica a los gobiernos latinoamericanos actuales). También me propuse seguir la producción ensayística del escritor y me encontré con un intelectual que abreva en la mejor tradición intelectual liberal, aquella de Webber, de Rawls y, porque no, de Alberdi. Que, básicamente, reivindica la democracia en tanto poliarquía.
Es desde este lugar que me averguenza la posición de sectores de la industria editorial en Argentina. Esto es la de sentirse en la posición de censurar la apertura de un representante de los escritores en la Feria del Libro de Buenos Aires (recordemos que la Feria es un evento privado, organizado por la Fundación El Libro). Hace algunos años la inauguración fue ofrecida a un cantautor español, Serrat, quien versionó maravillosamente los versos de dos poetas españoles que sufrieron en carne propia la persecusión política. Hoy Serrat (como hace unos días Sabina) defendieron el derecho del peruano a inaugurar la Feria.
¡Bienvenido Vargas Llosa a Buenos Aires, bienvenido el derecho a defender cualquier posición política democrática y, porque no, la presencia de un Premio Nobel (¿vendría García Márquez algún día?) sirva para disparar la venta de sus libros y la de tantos otros autores, que al fin y al cabo, la edición de libros también es una industria y un negocio que nos permite comer todos los días a muchos de nosotros, sin preguntar que ideología tenemos!

martes, 22 de marzo de 2011

El negocio de las editoriales

Como todos los inicios de año lectivo, asistí ayer a la reunión de padres de la escuela de mi hija. Más allá de la patética imagen de la docente que nos tocó en cuestión, y que no logró en ningún momento transmitir cual sería el proyecto educativo que llevaría este año para el curso de segundo grado, me molestó sobremanera el comentario de un padre.
Mientras se planteaba que libro de aula se utilizaría, el padre en cuestión se quejó de que no se pudiese usar un libro usado, ya que a ese nivel el libro incluye páginas para trabajar en clase, porque es "el negocio de las editoriales". No quiero defender aquí a las editoriales (de las cuales he formado parte), ya que las mismas se pueden defender muy bien. Sino que me detengo en el concepto "es el negocio", como si fuesen sólo las editoriales quienes hacen negocio. No se si el padre en cuestión es abogado o contador, o si tiene un kiosko de golosinas o una verdularía, o si trabaja para el estado o si también es docente. De lo que estoy seguro es que este muchacho de alguna manera solventa sus gastos. Es decir que si es abogado, la ley sería su negocio, y si es contador, llevar adelante las presentaciones de impuestos de sus clientes sería su negocio.
En definitiva, dejemos que todos hagan su negocio, porque mientras este sea honesto, es de lo que comemos todos los días.

viernes, 18 de marzo de 2011

Los primeros 100 de Superman

Gracias a esta colección que está publicando Clarín los días sábados, nos enteramos que el síper héroe americano, representante de la más rancia estirpe conservadora, (aunque no miembro del Tea Party, como tal vez lo sea el Capitan América), era un personaje bastante cínico y divertido en sus origenes, con la sola idea fija de salvar a Luisa para tratar de trincarsela ya como Clark Kent.
Esas primeras historietas (aunque a veces con temáticas repetitivas) son de una calidad inusual. Superman es más parecido a Batman de lo que creiamos. Metropolis (alter ego de Nueva York) no es Ciudad Gótica (Chicago), pero nuestro héroe no tiene problemas en dejar que caiga un avión con los malos dentro y estos mueran o entregar delincuentes a la justicia para que terminen en la silla eléctrica y paguen sus culpas.
Bienvenido este regreso a nuestra infancia, adolescencia y juventud.

No me caben los escritores progres

El domingo pasado, leyendo el suplemento de cultura de Perfil, en las diez preguntas a un autor argentino, Ernesto Seman responde quien debería ser el próximo premio novel: "Ya se lo dieron a un buen escritor pero politicamente incorrecto, para equilibrar se lo tendrían que dar a uno politicamente correcto pero mediocre...a pero a Saramago ya le tocó....) (la frase no es textual). Me pareció muy divertido y brillante, y me recordó la bronca que le agarró al portugués cuando Lanata lo increpó en una cena sobre que a su generación los escritores pseudo revolucionarios los habían engrupido y mandado al muere, algo que lo llevó a escribir su novela: Muertos de amor.